Spa Francorchamps… quizá la pista más icónica de la F1
Terminan las vacaciones en la F1 y la actividad se reanuda, nada más y nada menos que en uno de los más icónicos circuitos que integran la temporada, Spa-Francorchamps.
Uno de los circuitos más bellos del mundo que nació hace cien años, hoy es el último en conservar ese encanto de un camino trazado por la naturaleza.
A principios de 1920, nada iba a perturbar la tranquilidad habitual en el tranquilo pueblo de Francorchamps. Nada, salvo que, en un hermoso día de verano, mientras estaban instalados en el Hotel des Bruyeres, dos personas muy conocidas en el mundo del automovilismo, uno era Jules de Thier, director del periódico «La Meuse», y el otro, Henri Langlois Van Ophem, presidente de la Comisión de Deportes del RACB (Royal Automobile Club Belgium), tuvieron la idea de aprovechar el triángulo trazado por las carreteras que conectan Malmedy, Stavelot y Francorchamps para convertirlo en una pista de carreras.
Supongamos que William Shakespeare, Miguel de Cervantes y Dante Alighieri representan la triple corona de la historia universal literaria, al llevar esta comparación al automovilismo, no estaría del todo mal definir a Spa, Monza y Mónaco como la triple corona de la Fórmula 1, los tres pilares históricos sobre los que la F1 ha escrito sus páginas más épicas de la historia. Para mi gusto obviamente, quedan otros que también tienen méritos suficientes para integrar la lista.
Entonces, Jules de Thier y Henri Langlois Van Ophem decidieron crear un circuito que conectara las localidades de Malmedy, Stavelot y Francorchamps en un trazado triangular . Incluso entonces, la ruta de 14 km fue considerada una de las más desafiantes del mundo, una tierra donde solo los campeones podían marcar la diferencia.
A finales de los años treinta la primera modificación. La primera parte, lenta y sinuosa, fue sustituida por una nueva línea para crear uno de los circuitos más rápidos de Europa.
Eliminaron el área de la antigua Aduana y aprovechando una sucesión de curvas derecha-izquierda combinadas con un enorme desnivel de 24 metros le dan vida a una leyenda del automovilismo mundial. L’Eau Rouge-Radillon, Francorchamps estaba obteniendo una curva artificial, única en su tipo: Raidillon. Ese obstáculo, destinado a ser superado a altísima velocidad, fue un precursor de la orientación que su manager quería darle al circuito: convertirlo en una de las pistas más rápidas de Europa (Si bien Eau Rouge significa agua roja y el nombre se debe a que en las cercanías hay un riachuelo de un tono rojizo porque es rico en hierro, algunos aseguran que la denominación en verdad es por esos pilotos que dejaron su vida en su intento de hacer las curvas a fondo y Raidillon que significa ‘Subida Empinada’).
Excluyendo los cambios por seguridad y los cambios en la pista, la curva Eau Rouge es uno de los pocos lugares del mundo donde el tiempo se detuvo. La Segunda Guerra Mundial iba a interrumpir la vida de la pista durante siete largos años durante los cuales esa parte del bosque iba a ser protagonista de un cruento episodio que quedó en la nefasta historia de la Segunda Guerra y es recordada cómo ‘La Batalla de las Ardenas’.
Pero volviendo a lo estrictamente deportivo, a pesar del horror de la guerra, mucho del circuito sobrevivió e inmediatamente, Eau Rouge-Raidillon’ empieza a ser el punto dónde había que marcar la diferencia dónde no solo importa la perfección del coche sino también la valentía del piloto. Hacerlas a fondo, en la clasificación, siempre ha sido un desafío. Hoy lo es un poco menos gracias a la carga aerodinámica de la F1 actual, pero sigue siendo una zona dónde verlos transitar, a uno le pone los pelos de punta.
“Cuando llegas a Eau Rouge es como estar volando bajo y, de repente, encontrarte con una montaña de frente”, describió alguna vez Michael Schumacher.
Cómo es Eau Rouge- Raidillon
Llegar a sus primeros centímetros es asomarse a un precipicio, las pulsaciones se disparan y de la nada te subes a una montaña rusa de 535 metros. Cuando se inicia el descenso, con un desnivel de 18 metros en apenas 25 metros, el cerebro ordena levantar el pie del acelerador por un instinto de supervivencia primario, El estómago que al entrar en la bajada intenta salirse por la boca, al terminar la caída el mismo se pega al fondo del cuerpo. La velocidad hace que el mismo se compacte dentro del habitáculo. En ese momento, el fondo plano del monoplaza va rozando con el asfalto, emitiendo un sonido que hiela la sangre del piloto y de los espectadores. Después llega la combinación izquierda-derecha-izquierda en una demente subida del 17% dónde se entra a el Raidillon dónde todo desemboca en una curva ciega… son unos 6,4 segundos eternos en los que el tiempo parece detenerse.
En 1969 los pilotos boicotearon el Gran Premio de Bélgica al comprobar que las medidas de seguridad seguían sin implementarse. En 1970 ya se colocaron barreras de protección alrededor del circuito y se instaló una chicane en Malmedy. A pesar de estos esfuerzos, tras el gran premio de 1970, Spa fue clausurado por la cruzada iniciada por la Asociación de Pilotos y no volvería a formar parte de la Fórmula 1 hasta 1985. Se siguieron disputando otras categorías, pero a pesar de las mejoras en seguridad la negra estadística seguía creciendo: dos muertes en 1971, una en 1972, tres en 1973 y otras dos en 1975.
En 1979 se decidió recortar el circuito de 14 kilómetros y dejarlo solo en la mitad, aunque se respetaron las más famosas curvas del circuito: Eau-Rouge, Raidillon, Les Combs, Malmedy, Stavelot o las Sources. En cualquier caso, Eau Rouge, Stavelot y Blanchimont se convertirán en curvas con una monstruosa velocidad media de desplazamiento. Un verdadero punto de inflexión entre excelentes pilotos y campeones. En cada categoría. Sólo cuando se elevó el nivel de seguridad según los estándares más modernos en 1979 se inauguró el circuito en la connotación que conocemos hoy.
Spa-Francorchamps se ha caracterizado desde sus orígenes por lo impredecible de las condiciones meteorológicas, que muchas veces hacen que una parte de la pista esté seca mientras en el otro extremo llueve en forma torrencial
No es casualidad que aquí solo ganen los más fuertes, los que han marcado los años de su era. Por tanto, no es casualidad que Michael Schumacher sea el rey de Spa con 6 victorias seguido de Senna con 5. Detrás de ellos Jim Clark con 4 en compañía de Kimi Raikkonen y Lewis Hamilton.
Cómo es una vuelta a Spa-Francorchamps
El Circuito de Spa Francorchamps tiene una longitud de 7,004 km, al que los pilotos deberán completar 44 vueltas durante la carrera, lo que equivaldrá a un kilometraje total de 308,052km. Con 19 curvas, 10 de ellas a la izquierda y 9 a la derecha, los pilotos llegan a alcanzar en sus sectores más rápidos, velocidades de hasta 330 km/h. Dispone de dos zonas de DRS para facilitar los adelantamientos, la primera en la recta de meta y la segunda en la recta de Kemmel, situada entre Raidillon y Les Combes.
Pero antes de eso hay que ser capaz de dominar la complicadísima combinación de Eau Rouge – Raidillon, que ya hemos hablado de ello, de acuerdo a cómo se transite, depende la velocidad en Kemmel, que da fin al primer sector justo antes de llegar al punto de adelantamiento más claro del circuito.
El segundo es muy trabado y desafiante, lo primero es la chicana de Les Combes, una sucesión de virajes fluida, la frenada es muy delicada, ya que se llega a mucha velocidad. Es habitual pasarse y salirse a la escapatoria. En ese momento se inicia una fuerte bajada que desemboca en Bruxelles, una curva poco conocida, pero muy compleja. La frenada es en bajada siendo muy complicado mantener la trazada y un auténtico martirio en mojado. Posteriormente llega la curva 11, en la que lo difícil es encontrar el punto de aceleración sobre el piano de salida para adquirir velocidad hacia Pouhon, una combinación de dos rápidas curvas a la izquierda en las que se define a la perfección el carácter y fluidez de este circuito. Actualmente son menos desafiantes al haberse incorporado escapatorias de asfalto, pero las salidas de pista están a la orden del día en este punto.
Sin descanso llega otra chicana muy fluida. Fagnes y Campus son de media velocidad y se transitan sin dificultad antes de llegar al final del segundo sector en Stavelot, otra curva de media velocidad.
El último sector de Spa está claramente definido por la velocidad. Tras circular por Paul Frère con la punta de los dedos a la salida para no perder tracción en el piano, llega un largo tramo en el que hay que mantener el pie a fondo mientras se circula a más de 300 km/h por Blanchimont.
Posteriormente llega la brutal frenada de la chicana actual, que poco tiene que ver con la antigua Bus Stop. Ahora se trata de una chicana convencional que se complica por llegar a ella a gran velocidad. La trazada de la segunda parte de la misma es distinta, ya que se sacrifica el vértice para salir en línea recta con miras a adquirir la mayor tracción posible.
Spa se encuentra en proceso de renovación a largo plazo, por un valor de 80 millones de euros, para adecuar el vetusto circuito a los estándares modernos. Además de mejorar las instalaciones para los competidores y los espectadores, incluyendo nuevas tribunas y palcos VIP, Spa también reintroducirá trampas de grava en varias curvas.