Temporada 2022

‘SIN ROBO PARA LA CORONA’ (Opinión)

‘SIN ROBO PARA LA CORONA’ (Opinión)

En Argentina, como en muchos países, lamentablemente, nos hemos acostumbrado a que lo normal, sea precisamente lo que debería ser anormal. Por ejemplo, en éstas épocas, lo irregular, lo inesperado, lo casi absurdo, es que no sufras CORTES DE ENERGÍA. (no voy a decir si soy afortunado para no tentar a la suerte.) Y así podría seguir con la inflación, la inseguridad, la corrupción, la infraestructura, etc…

Pienso que para los seguidores de la Fórmula 1 (en especial a los que llevamos varios años) nos ha pasado en los últimos tiempos algo similar: lo fuera de serie, lo sorprendente, lo llamativo y emocionante hasta el éxtasis, es que dos pilotos de dos escuderías diferentes disputen un campeonato hasta la última curva.

Ha sido tan brutal el dominio de Mercedes en la interminable era híbrida, que lo tedioso era aceptado con clamorosa resignación por los cada vez menos aficionados de una categoría a la que hay que pagar exclusividad para disfrutar, cada domingo, un final anunciado, parafraseando al genial García Márquez.

Es por eso que la pasada temporada 2021 que todavía está a flor de piel, sea tan difícil de superar a la brevedad. Y eso me lleva a una humilde opinión, soslayando y compartiendo con ustedes, cuáles creo yo, han sido los puntos más destacados de tan atrapante definición.

CAPITULO 1: CAMPEON BAJO PRESION

En la primera carrera, note que si bien Red Bull no estaba a la altura de Mercedes, se encontraba peligrosamente cerca. Indicativo de que en algunos trazados esa breve distancia podía ampliarse, en otros acortarse aún más y en algunos hasta cambiar el orden de los factores. Y ahí aprecié errores de Hamilton primero: en Imola, en Bakú, en Monza en la largada del día sábado… bajas performances en Mónaco y Turquía por diferentes factores, (el campeón que nunca tenía problemas, ahora parecía recibirlos con incomodidad) y de Mercedes después: algunas dormidas en estrategias como en Francia, Turquía, Estados Unidos, cambios inoportunos de piezas que llevaron a sufridas penalizaciones… la fiabilidad impoluta ya flaqueaba demasiado.

Sin embargo, en ese escenario anormal de los últimos 8 años, el campeón dijo presente: supo lamer sus heridas, transformar su bronca en fortaleza, su furia en determinación, demostrando que más allá del grado de dificultad en sus conquistas, su clase no puede estar en discusión: vendió muy cara su derrota, luchó con la fe y la convicción que le dieron siempre sus muñecas y su pie derecho, confiando además en que el medio mecánico superior que poseía en algún momento del campeonato inclinaría la balanza: no ocurrió, porque el rival también corre, y porque su fiel compañera , Fortuna Imperatrix Mundi ( la maravillosa CARMINA BURANA de CARL ORFF) esta vez le dio la espalda, sobretodo en el capítulo final…


CAPITULO 2: MAX alas para RED BULL

Debo reconocerlo: no me cayó bien en sus comienzos. Respeto a los irreverentes, no a los irrespetuosos: no me agradaban sus largadas, sus cambios de trayectoria en frenada, su soberbia ante la crítica, su entorno que en vez de corregirlo solo presenciaban pasivamente cada huella de pato criollo que iba dejando…
Escuchaba a muchos de sus fanáticos decir “que no cambie nunca, la fórmula 1 necesita pilotos así… “y yo pensaba: si no cambia va a pasar más tiempo sentado en los boxes que en el auto… Y cambió. Maduró. No podemos pedir que tire al cesto su carácter y estilo porque no sería Max


Verstappen. Pero le agrego cabeza, algo de serenidad, y sobre todo la visión que nunca puede faltar en un gran campeón: observar más allá del presente, deducir estrategias, pedirle al equipo cuando parar o como presionar al rival con una detención en boxes con su compañero… y en ese ida y vuelta, lo supieron conducir, lo fueron puliendo hasta sacar el esperado diamante en bruto, con mucho de diamante y poco de bruto (jugó tanto en el límite que lo pasó varias veces.) Contó con la ayuda inefable de un voluntarioso Checo Pérez, y de un equipo tan ordenado como motivado. Fue de punto, insisto, con un auto que salvo en ciertas carreras (las de Austria, Holanda, México) siempre fue inferior (levemente en algunas, mucho más en las últimas) y terminó siendo banca. La categoría necesitaba un NUEVO GRAN CAMPEON.


CAPITULO 3: MÁS MENOS QUE MASI

Volviendo al comienzo, en la escenografía que puso la fórmula uno moderna de hace algunos años, ahora lo normal es ver de grandes protagonistas, a personas que están bastante lejos de sentarse en un coche en la grilla. Ahí aparecen los directores deportivos, los técnicos, los dueños de los equipos etc… y también los comisarios deportivos: desde el infortunado Emanuelle Pirro, ahora además de verlos, escuchamos atentamente las explicaciones que nos dan en cada gran premio, donde pase algo importante o no, ellos tienen siempre algo que explicar…

En esta nueva realidad, Michael Masi (tanto por sus decisiones como por sus argumentaciones) terminó siendo, desgraciadamente, un personaje central. Quizás porque sus desacuerdos no fueran solamente con los pesados Horner y Wolff ( este último pidiendo meter y sacar un safety car como si fuera un gran premio a la carta) sino más bien, con el mismo: entonces queda sin resolver el dilema de dos autos que llegan a la par y uno de ellos no hace la curva: si va por fuera es que no le dejan espacio, si se van los dos afuera puede estar bien ( Brasil) o mal ( Arabia) o bien y mal como con Alonso en Estados unidos o como diría Guido Kazka,( animador televisivo argentino) está mal pero no tan mal…

Si a eso le sumamos: muy leves sanciones a Hamilton en Silverstone ( inadmisible dejar el auto puesto en una curva de alta velocidad) y a Bottas por hacer strike en Hungría ( puntos que Verstappen sintió mucho al final de temporada) , un papelón inaudito como en Bélgica (esperando solamente a que NOE estacione el arca en la grilla) el capítulo final estuvo muy a tono con tanta incoherencia: accidente faltando pocas vueltas, salida del coche de seguridad, circuito largo que parece dar tiempo a que los encargados limpien, y la incertidumbre alimentada una vez más: LOS REZAGADOS NO PUEDEN RECUPERAR LA VUELTA.

Ah… entonces no se relarga. SI SI, en la última vuelta. Y entonces por qué no dejar pasar a los rezagados? Bueno, dejemos pasar a algunos. Pero entonces, para que anunciar que los rezagados no pueden pasar? Inoportuno, inconsistente, inexplicable… volviendo al comienzo: NORMAL LO ANORMAL….

Es por ello que prefiero quedarme con lo bueno: la enorme batalla de dos grandes pilotos, dentro de la pista, con todos los elementos que siempre deseamos ver: técnica, clase, mentalidad, garra, emoción y la cuota de suerte que siempre define una lucha cerrada. Para este humilde aficionado, NO HUBO ROBO. Ni para la corona de Verstappen, ni para la “coronita” que algunos creen poseer sempiternamente. Extraigo sangre de mi brazo derecho, cargo la lapicera y lo firmo.

Por Javier Cámpora para La MáximaF1.com

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