Moët & Chandon volverán a proveer las ‘Burbujas Oficiales’ de los podios en la Fórmula 1

Tras unos años de pausa, Moët & Chandon volverán a proveer las ‘Burbujas Oficiales’ de los podios en la Fórmula 1. La famosa casa francesa, fundada en 1743, cuenta con una larga tradición vinculada a la categoría, que comenzó en 1950 con la victoria de Juan Manuel Fangio en el Gran Premio de Francia.
Fangio fue el ganador del Gran Premio de Francia que se corrió en el circuito de Reims el 2 de julio de 1950. Como productor destacado de la zona, la casa Moët & Chandon decidió agasajar al ganador con una botella de su champagne que fue entregada al piloto argentino tras cruzar la línea de llegada. Fangio, vale aclarar, no desperdició su contenido en bañar a sus contrincantes, sino que se llevó la botella que, en definitiva, era parte del premio.

Tras unas temporadas en las que el brindis de los ganadores ha estado en manos (desde 202)1 del espumante italiano Ferrari Trento, La F1 ha decidido volver a conectar con la icónica marca, también gracias al maxi acuerdo firmado por Liberty Media con el grupo LVMH (entre estos, Tag Heuer y Louis Vuitton ya han hecho oficial su regreso).
El presidente y director ejecutivo de Fórmula 1, Stefano Domenicali, subrayó la importancia de esta colaboración: “La celebración del podio es uno de los momentos más emblemáticos de nuestro deporte y estamos encantados de dar la bienvenida nuevamente a Moët & Chandon. Esta asociación pone de relieve la historia, la emoción y la excelencia, valores que siempre han unido a la Fórmula 1 y a la marca francesa. El regreso también refuerza la sinergia con el grupo LVMH, con el que compartimos un camino de innovación y refinamiento. “Esperamos celebrar juntos esta increíble colaboración”.
La primera empresa en ser ‘la lluvia de gloria’ de los pilotos fue Moet & Chandon, aunque el acuerdo no se hizo oficial hasta 1966 y durante 33 años pasaron por las manos de los triunfadores.
La primera vez que se bañó a un corredor con el espumante fue por un accidente. En 1966, luego del triunfo de Jo Siffert y Colin Davis, la bebida de los ganadores estuvo expuesta al sol muchas horas, los que aumentó la presión de la botella y provocó que el corcho saliera volando y los empapara.
Las 24 Horas de Le Mans es la carrera de automovilismo de resistencia más prestigiosa del mundo. Al igual que el Gran Premio que ganó Fangio, se corre en Francia y su primera edición se realizó en 1923. Pero la edición de 1966 tuvo una peculiaridad que dejaría su huella… al menos al momento de celebrar la victoria.
Su ganador, el piloto sueco Jo Siffert, tuvo un percance: al llegar la botella de champagne a sus manos, el corcho se liberó por motu propio, bañando involuntariamente a quienes lo rodeaban. La causa, se cree, es que la botella estaba caliente porque había quedado un buen rato al sol.

A muchos el incidente les pareció gracioso. Especialmente al piloto norteamericano Dan Gurney, que al año siguiente, tras ganar la carrera de Le Mans, no tuvo mejor idea que sacudir la botella de champagne y comenzar a apuntar a pilotos, mecánicos, fotógrafos y otras personalidades que celebraban junto a él la victoria.
Además de su presencia en las ceremonias de entrega de premios, la casa de champagne también asumirá un papel destacado como socio principal del Gran Premio de Bélgica. Un compromiso que supone una pieza más en una historia de éxitos y reconocimientos. Sybille Scherer, presidenta y directora general de la marca, expresó su entusiasmo: “Nos sentimos honrados y emocionados de regresar a la Fórmula 1 como el champagne oficial, celebrando una tradición que nos ha vinculado a este mundo desde la década de 1950. Queremos rendir homenaje al trabajo en equipo, la precisión y la búsqueda de la excelencia que caracterizan a este deporte y nuestra profesión. Esta asociación representa un homenaje al compromiso de los pilotos, los equipos y la comunidad global que los apoya. Volver al podio significa seguir creando momentos inolvidables para cualquiera que viva la pasión por el automovilismo”.