Autos de Leyenda: ‘Tyrrell P34, el F1 de 6 ruedas’.
Hace algún tiempo, empecé a tratar de reseñar los autos de leyenda de la F1, autos que por algún motivo fueron especiales, ya sea por su belleza o fealdad, por su superior perfomance o por su desempeño desastroso, por tener elementos innovadores que abofetearon a la categoría para hacer honor a su apodo… La Máxima.
Hoy quiero traer a éste espacio, el Tyrrell P34, el loco auto que desafió todos los principios conocidos en la categoría… El F1 de 6 ruedas.
Corría el año 1975, el equipo Tyrrell, que ya habían ganado los mundiales de 1971 y 1973 con Jackie Stewart al volante, equipo creado solo unos años antes por Ken Tyrrell había perdido el rumbo con Stewart ya retirado y con su príncipe emergente, François Cevert muerto en Watkins Glen ’73 veía cómo sus laureles y gloria ganada en la pista se diluían.
Pero ‘el Leñador’, no era un tipo que justamente se iba a quedar quieto. Tenía una carta en su manga y esa era, Derek Gardner, uno de los grandes genios de la Fórmula 1. Ingeniero aerodinámico el Newey de entonces quien puso en marcha su idea de construir una auto de 6 ruedas!
Necesitaba un golpe de efecto para reverdecer aquella gloria, precisaba un proyecto y un diseño innovador, debido a que por aquellos años los autos de la parrilla tenían muchas similitudes: motor Cosworth -excepto Ferrari, Matra y Alfa Romeo-, la caja de velocidades Hewland y los neumáticos Goodyear.
Gardner trazó un boceto para revolucionar a la F1 creía que cuatro ruedas en el tren delantero ayudarían a gestionar de forma más eficiente la entrega de potencia. Con su magistral idea, el británico estipulaba que el auto iba a ser más estable y ganaría entre 40 y 50 caballos que no venían nada mal.
El diseñador primero le cuenta su idea a Stewart, que no daba crédito de la propuesta. Era un antiguo plan que no vio la luz en el automovilismo de los Estados Unidos, particularmente para las 500 Millas de Indianápolis. La teoría del ingeniero fundamentaba que los neumáticos delanteros serían de menor tamaño -diez pulgadas- lo que provocaría una menor resistencia aerodinámica. Sin computadoras para ensayar simulaciones, la única solución era encarar la fabricación del auto.
Cuando Ken Tyrrell en el Hotel Heathrow Hilton de Londres el 22 de septiembre de 1975 destapó el primer coche de la historia de la Fórmula 1 con seis ruedas revolucionó al mundo de la F1 y al mundo automovilistico en general.
El auto todavía no había rodado, por lo que nadie tenía certezas de que alguna vez se lo vería compitiendo. «Confiábamos en ponerlo en la pista en un Gran Premio, pero durante aquella ceremonia se anunció que era un concepto para fines investigativos que podía ser aplicado, o no, a las carreras», recordó Gardner, que murió en 2011.
Una pieza clave para que el proyecto saliera bien, lógicamente, era Goodyear, el suministrador único de neumáticos. Las cuatro ruedas delanteras direccionales eran de tamaño más pequeño que las del resto de monoplazas, por lo que la marca estadounidense de neumáticos tenía que dar el visto bueno a hacerlos a medidas del Tyrrell.
Recién a comienzos de 1976 el equipo hizo una prueba, en el circuito de Paul Ricard. El test fue para extraer resultados comparativos entre el modelo 007 -con el que Tyrrell compitió en 1975- y el P34.
El seis ruedas resultó más veloz, aunque los pilotos Scheckter y Depailler no se pusieron de acuerdo sobre las prestaciones: el sudafricano defendía el auto antiguo, mientras que el francés se entusiasmaba con el nuevo chasis.
«Patrick Depailler siempre fue muy optimista, pero la teoría era equivocada. Las pequeñas ruedas no afectaban la carga frontal y después del ensayo el equipo comunicó que el P34 fue más rápido en la recta. También se anunció que la frenada mejoraba, pero solo era así al final de una recta y con superficie plana, de lo contrario los pequeños neumáticos saltaban y se bloqueaban con facilidad, lo que llevaba a soltar el pedal de freno», explicó con el paso del tiempo Scheckter, que sentía que las opiniones de su compañero de equipo eran más escuchadas que las suyas y eso fue lo que motivó que a finales de 1976 el Sudafricano se marchara a Wolf.
Un problema con el que los pilotos debían lidiar en los ensayos iniciales fue que las ruedas eran tan pequeñas que los pilotos no las veían mientras pilotaban. Depailler y Scheckter no eran capaces de adivinar la trazada correcta, ni tampoco de ver la degradación en una época sin simuladores ni nada… Tyrrell decidió abrir dos ventanitas a los pilotos en el costado del chasis.
Pero el desgaste de los neumáticos iba a ser un problema del que el Tyrrell P34 no iba a recuperase. Las cuatro ruedas delanteras tan pequeñas rodaban a diferente velocidad que las traseras, los sometía a una mayor degradación.
Estos pequeños detalles fueron postergando el debut del P34, que tuvo su primer Gran Premio el 2 de mayo, el circuito de Jarama, en España. De la euforia del tercer puesto conseguido por Depailler en la clasificación a tratar descubrir soluciones de porque el francés se quedó sin frenos en la vuelta 25, de las 75 pautadas. La ausencia de ventilación, una situación que se presentó en las pruebas, generó la deserción del francés; Scheckter permaneció más tiempo en la pista, hasta abandonar por problemas mecánicos.
La ecuación era simple: a menor diámetro de los neumáticos delanteros, si los traseros giraban a 100km/h, los pequeños rodaban a 160km/h, lo que significaba un violento sometimiento del caucho. Tyrrell, con apoyo de sponsors, logró diseñar diferentes carrocerías con el propósito de resolver esa problemática. Ninguno de los intentos funcionó al menos para corregir el vicio que además provocaba un sobrecalentamiento de los frenos.
Con un suministrador exclusivo de neumáticos, el P34 hubiera sorteado el obstáculo, pero Goodyear proveía a la F1 y la marca norteamericana le comunicó que resultaba imposible centrarse en el desarrollo de sus pequeños neumáticos.
En la tercera carrera, en Mónaco, llegó el primer podio y por partida doble. Jody Scheckter terminó segundo y Depailler tercero. Y en la cuarta carrera, en Suecia, llegó la victoria. El trazado sueco era perfecto para las virtudes del seis ruedas: largas rectas y frenadas fuertes, un dibujo más presumible para esta época que para mediados de los años 70. La victoria fue arrolladora, porque el P34 arrasó al punto de sacarle 33 segundos de diferencia a Lauda, el campeón defensor. El sudafricano ganó, Depailler terminó segundo. El Tyrrell P34 de seis ruedas tan solo tardó cuatro carreras en ganar en la Fórmula 1.
Terminada la prueba, un exultante Tyrrell despejó las dudas sobre el potencial del auto para presentarle batalla por el título a Lauda: «A no ser que se caiga por un barranco, lo que me pregunta es imposible».
El Tyrrell P34 terminó en segunda posición en los siguientes tres Grandes Premios. Al final de la temporada Tyrrell terminó con doce podios y una victoria, en la tercera posición del mundial de constructores, solo por detrás de Ferrari y McLaren.
«Era manejable, podías ir de lado si hubieras querido en las rectas. En teoría, la frenada mejoraba con cuatro ruedas delante. En la práctica solo era así al final de una recta y con superficie plana. Pero cuando querías frenar y girar había que levantar el pie porque una de las ruedas siempre se bloqueaba y hacías un plano», decía Scheckter sobre el Tyrrell P34.
Luego, en 1977, la cosa decayó. Tyrrell diseñó varias carrocerías pero ninguna solucionaba los problemas del coche. Sumaron cuatro podios más, pero ya cayeron hasta la sexta posición de constructores. La falta de desarrollo, sobre todo por parte de los neumáticos de Goodyear, condenó un proyecto que había revolucionado a la Fórmula 1, el P34 provocó curiosidad y nuevos desarrollos en otros equipos. Ferrari probó una variación en el eje trasero, que testeó Lauda; March y Williams, lo mismo. Ahora lo que se buscaba era aumentar la adherencia, reducir la resistencia, pero con neumáticos comunes. Los proyectos fueron cancelados, porque la FIA prohibió el concepto.
Por todo ésto, el Tyrrell P34, es un auto de leyenda.
Por Gustavo M. Antonio